miércoles, 5 de marzo de 2014

La Oración Franciscana

Por lo tanto, hermanos todos, guardémonos mucho de perder o apartar del Señor nuestra mente y corazón so pretexto de alguna merced u obra o ayuda. Mas en la santa caridad que es Dios, ruego a todos los hermanos, tanto los ministros como los otros, que, removido todo impedimento y pospuesta toda preocupación y solicitud, del mejor modo que puedan, hagan servir, amar, honrar y adorar al Señor Dios con corazón limpio y mente pura, que es lo que él busca sobre todas las cosas; y hagámosle siempre allí habitación y morada a aquel que es Señor Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espíritu Santo, que dice: «Vigilad, pues, orando en todo tiempo, para que seáis considerados dignos de huir de todos los males que han de venir, y de estar en pie ante el Hijo del Hombre». Y cuando estéis de pie para orar, decid: «Padre nuestro, que estás en el cielo». Y adorémosle con puro corazón, «porque es preciso orar siempre y no desfallecer»; «pues el Padre busca tales adoradores». «Dios es espíritu, y los que lo adoran es preciso que lo adoren en espíritu y verdad» (1 R 22,25-31).

Hermanos quiero compartir con ustedes, algunas reflexiones que nos ayuden en nuestro camino de esta Santa Cuaresma, sobre todo desde la experiencia de Nuestro Padres San Francisco, poniendo en primer lugar un acento en la oración. Pidamos a Nuestro Buen Padre Dios el vivir esta Cuaresma creciendo cada día más en el amor a Él.